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Así pues, Judas tomó consigo un destacamento de soldados y guardias puestos a su disposición por los jefes de los sacerdotes y los fariseos, y se dirigió a aquel lugar. Además de las armas, llevaban antorchas y faroles. Jesús, que sabía perfectamente todo lo que iba a sucederle, salió a su encuentro y les preguntó:

— ¿A quién buscan?

Ellos le contestaron:

— A Jesús de Nazaret.

Jesús les dijo:

— Yo soy.

Judas, el traidor, estaba con ellos.

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